El Parque Regional del Sureste de la Comunidad de Madrid, concretamente la zona de Perales del Río, vive durante estos días un gran espectáculo que le brinda la madre naturaleza, y es que gran parte de la población europea occidental del milano negro puede observarse ahora en el cielo del sur de Madrid. Este ave se llama así por el color uniformemente oscuro de su plumaje, aunque la tonalidad varía según su edad. Como explica Loreto García, bióloga del Parque Regional del Sureste, «los adultos tienen la cabeza más blanquecina, y el plumaje más tirando a pardo-rojizo, mientras que los jóvenes tienen los ojos más marrones y el color de sus plumas es mas uniforme, más oscuro». Estas rapaces eligen esta zona como lugar de descanso para reponer fuerzas y retomar su ruta de migración que tiene África como destino, para buscar un lugar cálido en los meses de invierno, ya que en ese tipo de clima, a parte de alejarse del frío «les resulta mucho más fácil encontrar alimento», detalla Loreto.
El milano negro es una especie que se encuentra dentro del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Según los datos del censo de la SEO 2005 hay 10.295 parejas reproductoras de milanos dentro de nuestro país, una cifra, que unida a los adultos no emparejados, suma un total de más de 40.000 ejemplares. De hecho, en una sola noche, se han llegado a divisar en el Parque del Sureste más de 9.000 ejemplares de milanos, que proceden de otras partes de la Península Ibérica y de la zona occidental del continente europeo.
El Parque Regional del Sureste tiene el privilegio de albergar la mayor colonia de milanos de la región, gracias en parte a los esfuerzos de ésta para conservar y mejorar las condiciones del hábitat del milano. Ricardo Riquelme, director general de Medioambiente, cuenta cómo se consigue que el Parque permanezca en este estado óptimo para los milanos y el resto de especies que allí conviven: «Hay una ley específica que protege el parque regional, sin ella no habría esta gran variedad de aves. Hay que tener en cuenta que no estamos en la sierra, el parque está rodeado de núcleos urbanos lo que hace que tengamos que extremar la vigilancia para su protección». A estos esfuerzos se une la importante presencia de conejos en la zona, lo que hace muy fácil la supervivencia de las aves el tiempo que permanecen en el parque antes de su migración. Son aves carroñeras, aunque también se alimentan de peces muertos que encuentran en los desagües de las alcantarillas de los ríos.
Extracto del artículo publicado en La Razón
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